
Y mientras Andrés oteaba el terreno, o eso me dijo a mi, porque un aire a mi favor le delató (aunque en este caso no es ningún favor), pude observar la persecución de un grupo de ánades reales por un meloncillo. La secuencia me cogió con una sóla mano operativa para tomar fotos (recordad que la otra era necesario usarla para tapar los chivatos del favor de Andrés) aunque pude salvar una toma, borrosa, pero donde se distingue bien al depredador.
Y sobrevolándonos, esta garza real, que seguro pudo observar como el meloncillo no consiguió llevarse ningún bocado en esa ocasión. ¡Lástima que no eran gallinas! se diría a sí mismo.
3 comentarios:
Carlos!
Qué alegría vernos en la web! no te lo vas a creer, pero esta pasión mía por la fotografía y las aves, aunque la tenía desde pequeño, acabo saliendo el día que te vi con un trípode y una cámara a "cazar" aves. Me diste tanta envidia (junto con otros amigos que tienen esta costumbre) que soy incapaz ahora de salir a dar un paseo sin una cámara.
Bueno, tienes aquí auténticas joyas, como la de este meloncillo. Vaya maravilla.
bueno, espero no perderte el rastro...
Algún contarás la verdad... jejeje.
Todavía recuerdo tus cacajadas. Memos mal que el carco estaba muy profundo. Por cierto el rascón se tubo que descojonar de mí...
carco=charco
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