lunes, 16 de febrero de 2009

Austeridad o despilfarro

Vaya por delante que yo no me considero una persona austera en el sentido esctricto de la palabra, principalmente porque eso sería ir contra natura y porque en el entorno en el que vivo es prácticamente imposible serlo. Eso de reprimir deseos y pasiones no se lo aconsejo a nadie, a no ser que el deseo sea del tipo "quiero un chalet junto a la playa de Orellana en una zona protegida". Esto sencillamente es avaricia, y por desgracia, es una costrumbre que se ha instalado como algo cotidiano, como algo "normal". Ahora bien, como decía, si esos deseos y esas pasiones son infundidas por terceros con el objetivo de hacernos creer en la necesidad de no reprimirse por lo que nos ofrecen, entonces eso ya es otra cosa, que para mí es 'un buen plan de marketing'. Nos dicen que la cirugia plástica es necesaria para la autoestima, sin distinguir entre quien lo necesita de verdad y quién no, ¡todos a quitarse grasa del culo para ponérsela en los labios!; desde los gobiernos insisten en que la solución a la crisis es consumir más y no tener miedo, sin pensar ni preguntar qué es lo que realmente necesita la gente, !proletarios de todos los paises, gastad, gastad, si quereis conservar vuestros empleos!; los padres de chavales que van a la escuela tienen que comprarles ropa y mochila de marca para que su niño o niña no destaque por su "austeridad", ¡el saber no ocupa lugar, eso lo hacen las zapatillas caras y los móviles última generación!. Menos mal que yo no nací con el don de saber de marcas, porque me hubiera vuelto loco.

Y es que en la sociedad en la que vivimos, en la que una minoría lo posee casi todo, se llega a unos extremos de consumismo que hace tiempo se traspasó la línea de lo absurdo y el ridículo. Es como si ya no nos conformásemos con el "Estado del bienestar", ahora parece que queremos llegar al "Estado de quién tiene más", más beneficio a costa de los trabajadores, que son los que generan riqueza, claro. Pero el problema es que esta conciencia de consumir por consumir, de avaricia, de derroche, está impregnada por todas las clases sociales, desde el capitalista más repulsivo que pueda existir hasta el repartidor de pizzas o el parado de larga duración. Los deseos de enriquecerse no hacen distinciones en este primer mundo.

¿Cuál es la solución? Pues si yo la tuviera os la diria, en serio, pero sí puedo decir que un poco más de austeridad, de sobriedad, y de pensar bien en lo que es necesario en nuestras vidas sin que nos lo tenga que decir el anuncio de turno, sería beneficioso para la sociedad y para el planeta en general. Eso sí, se lo pido al que tenga, porque el que no tiene nada no está para esas cosas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahhh! que no se poner comentarios. Pues hay unos vestidos muy bonitos en zara que le podias comprar a tu hermana pequeña, la austeridad no está reñida con el cariño. un besazo austero

Anónimo dijo...

Directamente no te he leído ni lo que has escrito porque me imagino de que va el tema. Que son muchos años. Bien por tu blog. Abrazos

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