Japón: tercera potencia mundial. Riesgo de desastre nuclear: muy alto. Probabilidad de cambio de mentalidad: muy bajo.
Es la triste realidad del mundo en que vivimos. A mucha gente no le importa hacer el ridículo declarándose a favor de la energía nuclear: es fundamental, es segura, sin ella no podemos vivir, da trabajo, da dinero... y encima lo dicen gratuitamente, los tontos útiles de siempre.
Si ya no se entiende la fe ciega en un dios inventado, no se cómo entender la fe ciega en una energía que se demuestra no segura. Es la idiosincrasia del ser humano
Si tan a favor están, si tienen la fe intacta y se fían de lo que les dicen y no de lo que ven, pueden hacer algo más que hablar por hablar y babear por el dinero fácil: que vayan de voluntarios a Japón a ayudar en las centrales nucleares jodidas. Los alcaldes y concejales que piden la instalación de ATC en sus municipios, lo mismo.
¿Lo harían? Pues no, claro. Porque son unos cobardes, unos hipócritas y unos mentirosos, a los que habría que recordarles que sus abuelos y abuelas ni sabían qué leches era eso tan fundamental hoy.
2 comentarios:
Ya tenía ganas de poder escribir...
Bueno, me parece que no sé hasta qué punto la gente está preparada para vivir sin nucleares, cuando se han indignado con un pequeño recorte en su vida de consumo derrochador (apagar las luces de noche, reducir la velocidad etc...).
Y por otro lado, ¿estamos en condiciones de invertir la millonada que necesitamos para las renovables? Porque evidentemente, construir centrales térmicas no parece la solución.
Salud, Carlos!
Hola Angel.
Yo veo el problema en la respuesta a la duda que planteas: la gente no está preparada. Ahora bien, eso tendrá alguna solución, porque estamos hablando de una energía muy nueva (medio siglo mas o menos), y yo no me creo que hasta entonces en la sociedad reinase el caos. Si echamos cuentas han sido miles y miles de generaciones las que han vivido sin esta energía nuclear. ¿Es que nosotros somos más torpes, o no sabemos avanzar con mejores métodos?
No obstante, confío en que algún día venga un salvador... vamos, un científico que nos solucione el problema, jejeje
Un abrazo.
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